El Recuerdo
Abrí los ojos. Me dolía la cabeza. La humedad del techo y el olor a moho daban un aire grotesco al lugar. Reconocí el sitio con dificultad. Hotel California - ¡Qué irónico! – sólo que este está al lado de una avenida principal dentro de un pueblo. Me recordó por unos segundos aquella vieja canción.
Traté de incorporarme lentamente para no sentir el mareo causado por la botella de Whisky, pero fue inútil; las cuatro paredes que daban forma al sucio cuarto giraron en torno a mi cabeza y se desdibujaron. Tuve que sentarme de nuevo… ¿cómo terminé aquí?
domingo, 8 de noviembre de 2009
Retratos
Disparó una, dos, tres veces; tal vez más, el cuerpo quedó expuesto. Antonia disfrutaba tomarse fotos desnuda mientras se masturbaba, las regaba por los sitios que frecuentaba sin que le vieran. Esa era su rutina:tirarlas por corredores, pasillos y demás estancias que frecuentaba. Este acto era considerado inmoral para quienes tildaban de obscena su conducta, pero en secreto deseaban conocer a la famosa mujer de los desnudos.
Su vieja polaroid de instantáneas le permitía jugar a su antojo en los baños, bajo los manteles o en el vagón del tren. Tomaba fotos de sus senos, de su abdomen, de su pubis. En ocasiones, en su casa, desnuda frente al espejo del tocador, escribíacon lápiz labial rojo en su pecho.De cuando en cuando dejaba que el punto de una "i" terminara en su pezón, se acariciaba el torso buscando su sexo.Llena de imágenes de noches pasadas por humedad y alcohol, caía en un sueño recurrentedonde aquel extraño de rostro serio y postura rígida, que le recordaba las estatuas griegas de los adonis, la tomaba de la cintura y la sentaba en sus piernas para entrar en ella. Besaba sus pechos y acariciaba sus caderas con el vaivén de la penetración, de cuando en cuando mordía suavemente sus labios, recorría el cuello y los hombros con su boca. A veces gustaba de tomarla fuerte del cabello y llevarla hasta él como una especie de señal de control sobre ella. Al abrir los ojos fotografiaba su rostro para dejar registro de cada noche con él.
Un diario amarillista local hizo todo un escándalo de sus extrañas mañas, por la serie de fotografías y las palabras lascivas que escribía en ellas, e incluso publicó algunas. Muchos señores, casados y solteros, fieles seguidores, enloquecían por conocer su identidad.
Uno de ellos era donAugusto; un viudo, señor pudiente del pueblo, quien en secreto mandaba a su jardinero en misión diaria para que le consiguiera de esas maravillosas fotos que con tanto recelo guardaba en un cajón de su mesa de noche con llave. Antes de dormir le daba vuelta a la foto de su difunta esposa, y detrás de esta colgaba la foto que le hubiesen conseguido de día, contemplándola mientras sus manos se deslizaban dentro del pijama para agarrar su miembro erecto y fantasear con ella. Normalmente sus sesiones nocturnas terminaban en una eyaculación silenciosa.
Pero no era solo don Augusto. Sus fotos también seducían mujeres.Una de ellas era una joven llamada Marina, que exploraba su sexo observando los senos tersos de Antonia y sus pezones erectos que incitaban a ser saboreados, a ser recorridos surco a surco con la lengua.
El revuelo que causó la noticia la impulsó a tomar la decisión de irse, estaba cansada de vivir en ese mugroso pueblo. Pensaba que en medio de todo esto solo le importaba ese sujeto que no conocía, que escribía columnas de política de manera tan culta en un diario tan mediocre. Pero le daba igual... no lo seguiría y ahí terminaría todo. ¿Quizá si lo hubiera conocido?... Pero ya no tenía más tiempo, así que dejó pasar ese pensamiento y se concentro en la polaroid, que parecía estar fallando.
Parada en el semáforo, esperando la luz verde, levantó la cámara a la altura de su cara para examinarla. El flash se disparó sin haber presionado el botón. Tendría que comprarse una nueva para sacar instantáneas en la ciudad. Su rostro blanco quedó plasmado en el papel, resaltaban los ojos negros y profundos,
—¡Maldito aparato! —masculló.
El hombre a su lado la miró y en un movimiento rápido alcanzó la foto justo antes que tocara el pavimento. La levantó y se la ofreció. Mirándole fijamente la tomó en sus manos sin apartar la vista del él.Sacó el lápiz labial rojo, escribió sobre los labios su nombre y se la devolvió. Cruzo la calle y doblando en la esquina, sin mirar atrás, entró en el terminal de buses para luego desaparecer entre la gente.
Su vieja polaroid de instantáneas le permitía jugar a su antojo en los baños, bajo los manteles o en el vagón del tren. Tomaba fotos de sus senos, de su abdomen, de su pubis. En ocasiones, en su casa, desnuda frente al espejo del tocador, escribíacon lápiz labial rojo en su pecho.De cuando en cuando dejaba que el punto de una "i" terminara en su pezón, se acariciaba el torso buscando su sexo.Llena de imágenes de noches pasadas por humedad y alcohol, caía en un sueño recurrentedonde aquel extraño de rostro serio y postura rígida, que le recordaba las estatuas griegas de los adonis, la tomaba de la cintura y la sentaba en sus piernas para entrar en ella. Besaba sus pechos y acariciaba sus caderas con el vaivén de la penetración, de cuando en cuando mordía suavemente sus labios, recorría el cuello y los hombros con su boca. A veces gustaba de tomarla fuerte del cabello y llevarla hasta él como una especie de señal de control sobre ella. Al abrir los ojos fotografiaba su rostro para dejar registro de cada noche con él.
Un diario amarillista local hizo todo un escándalo de sus extrañas mañas, por la serie de fotografías y las palabras lascivas que escribía en ellas, e incluso publicó algunas. Muchos señores, casados y solteros, fieles seguidores, enloquecían por conocer su identidad.
Uno de ellos era donAugusto; un viudo, señor pudiente del pueblo, quien en secreto mandaba a su jardinero en misión diaria para que le consiguiera de esas maravillosas fotos que con tanto recelo guardaba en un cajón de su mesa de noche con llave. Antes de dormir le daba vuelta a la foto de su difunta esposa, y detrás de esta colgaba la foto que le hubiesen conseguido de día, contemplándola mientras sus manos se deslizaban dentro del pijama para agarrar su miembro erecto y fantasear con ella. Normalmente sus sesiones nocturnas terminaban en una eyaculación silenciosa.
Pero no era solo don Augusto. Sus fotos también seducían mujeres.Una de ellas era una joven llamada Marina, que exploraba su sexo observando los senos tersos de Antonia y sus pezones erectos que incitaban a ser saboreados, a ser recorridos surco a surco con la lengua.
El revuelo que causó la noticia la impulsó a tomar la decisión de irse, estaba cansada de vivir en ese mugroso pueblo. Pensaba que en medio de todo esto solo le importaba ese sujeto que no conocía, que escribía columnas de política de manera tan culta en un diario tan mediocre. Pero le daba igual... no lo seguiría y ahí terminaría todo. ¿Quizá si lo hubiera conocido?... Pero ya no tenía más tiempo, así que dejó pasar ese pensamiento y se concentro en la polaroid, que parecía estar fallando.
Parada en el semáforo, esperando la luz verde, levantó la cámara a la altura de su cara para examinarla. El flash se disparó sin haber presionado el botón. Tendría que comprarse una nueva para sacar instantáneas en la ciudad. Su rostro blanco quedó plasmado en el papel, resaltaban los ojos negros y profundos,
—¡Maldito aparato! —masculló.
El hombre a su lado la miró y en un movimiento rápido alcanzó la foto justo antes que tocara el pavimento. La levantó y se la ofreció. Mirándole fijamente la tomó en sus manos sin apartar la vista del él.Sacó el lápiz labial rojo, escribió sobre los labios su nombre y se la devolvió. Cruzo la calle y doblando en la esquina, sin mirar atrás, entró en el terminal de buses para luego desaparecer entre la gente.
lunes, 13 de abril de 2009
Improvisando
No tengo claro que decir... tal vez solo es claro tu rostro desdibujandose lentamente en mi memoria, pero aun falta para que desaparezca... tengo tus ojos tatuados en mi cabeza, tu sonrisa en el alma... tu voz en mis oidos... y tus besos en la espalda... a menudo me recorro, me detengo, te recuerdo... y tu mirada me desarma... te tengo detro de mí... y fuera de mi alcance.Como si fueras mi acto improvisado... el mejor de los actos... el más corto... con palabras andantes, fugaces, tibias como tu aliento.
Quise deslizarme por tus sabanas, quise dormir a tu lado... quise amanecer sonriendo... abrí mis ojos... ya no estabas ahí... te me fuiste desvaneciendo... como mi acto improvisado que se olvida en el tiempo.
Quise deslizarme por tus sabanas, quise dormir a tu lado... quise amanecer sonriendo... abrí mis ojos... ya no estabas ahí... te me fuiste desvaneciendo... como mi acto improvisado que se olvida en el tiempo.
miércoles, 25 de marzo de 2009
Casualidad 1 "Amor Colegial"
Un chorro de agua fría bajó por mi espalda, apoyé mi s manos en el blanco baldosín del baño… sentí como cada músculo tenso trataba inútilmente de relajarse, tuve que usar como excusa la ducha por que el calor se apoderó de mi, quería saltar sobre ti con desenfreno… sacarte la ropa de un solo tirón y hacerte el amor de la forma más salvaje que hubiese. Verte tendido en la cama no fue tranquilizante, las hormonas actúan rápido… recorrí tu figura con una mirada lenta… me tumbe a tu lado envuelta en la toalla y cada centímetro de mi piel deseaba que la recorrieras, deseaba sentir tu cuerpo pegado al mío “¿Por qué tardas tanto en actuar?” – Pensé – y entonces me sacaste de mis fantasías pidiendo que me vistiera. Accedí contrariada me acerque y en un segundo sin darme casi cuenta ya estaban tus labios buscando los míos tu lengua jugueteando en mi boca. Estar vestida era todavía más caliente que verte desnudo… podía suponerme en una historia, ser cualquier persona famosa o hacer de ti mi amante y esclavo.
Me llene de ansiedad, se me erizo la piel… sentía esa efervescencia recorrer mi cuerpo de una manera loca y desenfrenada.
Tus manos en mi cadera y las mías en tu pecho, mi boca jugando por tu cuello… te me antojaste delicioso, tu olor, tu sabor, tu voz… por fin la tuve para mi. Era mía. Eras mío. Aquella noche; besé cada parte de ti, te recorrí con mis labios, te lamí, te toque… sentí la calidez de tu cuerpo cerca. Nunca antes fue tan real tenerte, como cuando tu lengua tibia jugo con mi sexo y como cada humedad era un grito desesperado para que entraras con fuerza en mí. Los besos en mis senos fueron llamas que hacían arder mi cuerpo.
Desee como loca amarrarte, someterte, ansié tu boca, tus brazos, tu piel… los tuve todos para mi, logrando un clímax y desencadenando una excitación tal que me sumí en un profundo éxtasis de placer.
Quizás ahora que sé lo bien que me sabes… desee con más ganas devorarte por completo.
Me llene de ansiedad, se me erizo la piel… sentía esa efervescencia recorrer mi cuerpo de una manera loca y desenfrenada.
Tus manos en mi cadera y las mías en tu pecho, mi boca jugando por tu cuello… te me antojaste delicioso, tu olor, tu sabor, tu voz… por fin la tuve para mi. Era mía. Eras mío. Aquella noche; besé cada parte de ti, te recorrí con mis labios, te lamí, te toque… sentí la calidez de tu cuerpo cerca. Nunca antes fue tan real tenerte, como cuando tu lengua tibia jugo con mi sexo y como cada humedad era un grito desesperado para que entraras con fuerza en mí. Los besos en mis senos fueron llamas que hacían arder mi cuerpo.
Desee como loca amarrarte, someterte, ansié tu boca, tus brazos, tu piel… los tuve todos para mi, logrando un clímax y desencadenando una excitación tal que me sumí en un profundo éxtasis de placer.
Quizás ahora que sé lo bien que me sabes… desee con más ganas devorarte por completo.
Carta Nº6 " De Amor Colegial"
Marzo,
Enero, Febrero, Marzo... por fin Marzo... de regreso, de vuelta... tengo ansiedad de verte... El tiempo se pasa lento... estoy a pocas horas de que amanezca. Tratare de dormir
................................................
Estado de "shock"... solo así describo como estaba... te vi llegar y de un solo impulso mi cuerpo se dirigió a ti... reconocí tus ojos, fue lo primero que vi y tus labios esbozando una sonrisa; esa que me desarma. Mi torpe rostro sonrojado e inseguro respondiendo. Mis piernas temblando mientras estabas tan cerca y vi mi cara reflejada en tu pupila... tuvo que pasar tanto tiempo para que mis ojos se encontraran con los tuyos. Tomé fuerzas dejando de pensar para arriesgarme hacia tus labios. Un beso corto. Tus labios tibios y mi deseo incontenible de arrancártelos.
Verte... fue como si te materializaras de repente... frente a mi, todos estos meses y tantas hojas llenas de letras tomaron tu forma...
Como si mis palabras se formaran en tu boca...
Un palpito desincronizado...
Un golpe seco...
Un nudo desatado en mi estomago...
Y la falta de oxigeno en la cabeza.... corroborandome que eras real... rompiéndose definitivamente esa delgada linea invisible existente entre los dos... tal vez este encuentro solo sea un momento... un instante que no perduró pero que trate de alargar una eternidad
P.D.: Esta tal vez es la carta mas real que te escribo, no esta llena de parafraseos adornados y bonitos por que ya traspase la realidad... esta plagada de verdades... que no dije y que ahora escribo.
Milagros
Enero, Febrero, Marzo... por fin Marzo... de regreso, de vuelta... tengo ansiedad de verte... El tiempo se pasa lento... estoy a pocas horas de que amanezca. Tratare de dormir
................................................
Estado de "shock"... solo así describo como estaba... te vi llegar y de un solo impulso mi cuerpo se dirigió a ti... reconocí tus ojos, fue lo primero que vi y tus labios esbozando una sonrisa; esa que me desarma. Mi torpe rostro sonrojado e inseguro respondiendo. Mis piernas temblando mientras estabas tan cerca y vi mi cara reflejada en tu pupila... tuvo que pasar tanto tiempo para que mis ojos se encontraran con los tuyos. Tomé fuerzas dejando de pensar para arriesgarme hacia tus labios. Un beso corto. Tus labios tibios y mi deseo incontenible de arrancártelos.
Verte... fue como si te materializaras de repente... frente a mi, todos estos meses y tantas hojas llenas de letras tomaron tu forma...
Como si mis palabras se formaran en tu boca...
Un palpito desincronizado...
Un golpe seco...
Un nudo desatado en mi estomago...
Y la falta de oxigeno en la cabeza.... corroborandome que eras real... rompiéndose definitivamente esa delgada linea invisible existente entre los dos... tal vez este encuentro solo sea un momento... un instante que no perduró pero que trate de alargar una eternidad
P.D.: Esta tal vez es la carta mas real que te escribo, no esta llena de parafraseos adornados y bonitos por que ya traspase la realidad... esta plagada de verdades... que no dije y que ahora escribo.
Milagros
viernes, 13 de febrero de 2009
Se llamaba Nicolás
Se llamaba Nicolás, nos conocimos un martes; que entre otras cosas los detestaba por que mi ultima conquista solo podía tirar los martes y hecho todo a perder cuando se enamoró y me hizo técnicamente escena de celos. Nico era un tipo cautivador, de esos que catalogo como “De buenas costumbres y malas maneras”, desde el primer día noté como miraba mi escote sin recato pero también con cierto respeto por la divinidad de la figura femenina, no mentiré! Me excito enormemente saber que me miraba las tetas, imaginaba como sería tenerlo rodeado por mis piernas.
Nos hicimos buenos amigos, charlábamos, salíamos a comer, hablábamos de sexo y compartíamos las desgracias de la semana, los viernes en la noche; recuerdo el ultimo viernes que las cosas fueron normales entre los dos; entre nuestras manías en común teníamos el gusto por la pornografía, así que decidimos cambiar al rutina, fuimos a un cine X. Queríamos conocerlo, cuando llegamos a la taquilla el empleado nos miro y señalo la caja de metal colgada en la entrada, con un letrero que decía “Condones”. Nos dio las boletas y entramos, había pocas parejas, algunos solitarios y nosotros los amigos (digo amigos por que hasta ahí solo éramos eso), nos sentamos un poco apartados de los demás; así como todos estaban distribuidos por la sala, recuerdo bien que íbamos a ver un clásico de “Garganta Profunda” y después estrenaría la nueva película de una joven rusa que no conocía en el medio.
La sala se lleno de respiraciones agitadas, de suaves gemidos; parecía que a nadie le importaba que le vieran. Busqué los ojos de Nicolás en la oscuridad, estaba mirando la pantalla; no sé si por curiosidad o por un placer oculto, me aventuré a mirar su pantalón se notaba abultado, parpadee y sentí mi columna estremecerse; aquella escena me hizo sentir un deseo enorme, levante la vista y él me miraba con ojos de sorpresa, no me había percatado que en un impulso había puesto mi mano en sobre su pene por encima del pantalón, no sabía si quitarla o dejarla allí. Puso su mano sobre la mía y supe que quería que le tocara, baje el cierre y deje que mis dedos entraran en busca de esa pieza perfectamente dura que hacia parte de su cuerpo, estaba húmedo y caliente.
Su respiración era fuerte; se aventuró a acariciar mi rostro bajando por mi cuello lentamente, el movimiento se posó en mi seno, lo apretó un poco y luego soltó uno de los botones de mi camisa y metió su mano tibia para tocar mi pezón con la punta de los dedos, lo apretaba un poco, lo soltaba, y masajeaba, sentía como se ponía duro y como me mojaba, como deseaba que metiera sus manos bajo mi falda. Fue cuestión de segundos para ser parte de la escena que se veía en pantalla, me llevo hacia él, sentándome encima me penetro sin previo aviso y sentí como entro en mí duro y apretado, estaba demasiado caliente para detenerme a pensar que me estaba tirando a mi mejor amigo.
Todos en la sala estaban calientes, se sentía, se oía… creo que eso nos calentaba más, Nico besaba mis senos y con las manos tocaba mi trasero lo apretaba, lo palmeaba, metías sus dedos; yo estaba tan deseosa y el tan duro. Lo sentí, me sintió, venirnos al tiempo fue totalmente alucinante nos apretamos y estábamos totalmente húmedos, mojados y sin remordimientos.
Salimos del cine, no hablamos de lo que había pasado a partir de ahí cambiamos las aburridas salidas a tomar café por viernes de cine con la chica rusa y sus amigas rubias.
Nos hicimos buenos amigos, charlábamos, salíamos a comer, hablábamos de sexo y compartíamos las desgracias de la semana, los viernes en la noche; recuerdo el ultimo viernes que las cosas fueron normales entre los dos; entre nuestras manías en común teníamos el gusto por la pornografía, así que decidimos cambiar al rutina, fuimos a un cine X. Queríamos conocerlo, cuando llegamos a la taquilla el empleado nos miro y señalo la caja de metal colgada en la entrada, con un letrero que decía “Condones”. Nos dio las boletas y entramos, había pocas parejas, algunos solitarios y nosotros los amigos (digo amigos por que hasta ahí solo éramos eso), nos sentamos un poco apartados de los demás; así como todos estaban distribuidos por la sala, recuerdo bien que íbamos a ver un clásico de “Garganta Profunda” y después estrenaría la nueva película de una joven rusa que no conocía en el medio.
La sala se lleno de respiraciones agitadas, de suaves gemidos; parecía que a nadie le importaba que le vieran. Busqué los ojos de Nicolás en la oscuridad, estaba mirando la pantalla; no sé si por curiosidad o por un placer oculto, me aventuré a mirar su pantalón se notaba abultado, parpadee y sentí mi columna estremecerse; aquella escena me hizo sentir un deseo enorme, levante la vista y él me miraba con ojos de sorpresa, no me había percatado que en un impulso había puesto mi mano en sobre su pene por encima del pantalón, no sabía si quitarla o dejarla allí. Puso su mano sobre la mía y supe que quería que le tocara, baje el cierre y deje que mis dedos entraran en busca de esa pieza perfectamente dura que hacia parte de su cuerpo, estaba húmedo y caliente.
Su respiración era fuerte; se aventuró a acariciar mi rostro bajando por mi cuello lentamente, el movimiento se posó en mi seno, lo apretó un poco y luego soltó uno de los botones de mi camisa y metió su mano tibia para tocar mi pezón con la punta de los dedos, lo apretaba un poco, lo soltaba, y masajeaba, sentía como se ponía duro y como me mojaba, como deseaba que metiera sus manos bajo mi falda. Fue cuestión de segundos para ser parte de la escena que se veía en pantalla, me llevo hacia él, sentándome encima me penetro sin previo aviso y sentí como entro en mí duro y apretado, estaba demasiado caliente para detenerme a pensar que me estaba tirando a mi mejor amigo.
Todos en la sala estaban calientes, se sentía, se oía… creo que eso nos calentaba más, Nico besaba mis senos y con las manos tocaba mi trasero lo apretaba, lo palmeaba, metías sus dedos; yo estaba tan deseosa y el tan duro. Lo sentí, me sintió, venirnos al tiempo fue totalmente alucinante nos apretamos y estábamos totalmente húmedos, mojados y sin remordimientos.
Salimos del cine, no hablamos de lo que había pasado a partir de ahí cambiamos las aburridas salidas a tomar café por viernes de cine con la chica rusa y sus amigas rubias.
lunes, 2 de febrero de 2009
Carta Nº 3
Diciembre 8,
Anoche durante la fiesta te llamé, no se sí en un impulso por sentir que eres real, que eres cierto o solo por probar mi valor ante el descubrimiento de lo que produces en mi piel. Un minuto; tu voz suave y cálida, la grabe en mi cabeza y la recuerdo cuando quiero, la imagino llenando mis oídos con palabras candentes y descaradas como tu. De esas palabritas que llamas "burdas" pero que te excitan tanto como a mi, lo sé.
Hoy solo hablaré de tu voz... tu voz... tu voz... que deliciosa me suena, yo te oigo al otro lado de la línea y mi cuerpo reacciona al estimulo, una reacción desmedida de hormonas se desata y quisiera tenerte en frente y apoyarte en la pared de las ducha, mientras te beso el cuello zafar cada botón de la camisa blanca del colegio... besar tu abdomen, soltar tu cinturón, bajar la cremallera y dejar que mi boca se pose y mi lengua se deslice suavemente por cada pliegue de tu pene, sentir su suavidad, su tibieza, su fuerza... dejarme inundar de ti y escuchar que gimes, que te aceleras, que me aprietas... que pides más.
Como dice esa canción "[...amo dejarte así...]", así... excitado, caliente, con ganas de tirarme, lamerme, tocarme, besarme tantas veces hasta que el cansancio nos venza. Que manera descarada de escribirte y de pensarte, pero se me hace inevitable no hacerlo más cuando me provocas con cada cosa que haces.
A veces también fantaseo que me lees; y me sonrojo demasiado, y cada cosa que lees la haces. ¿Por que escribirte se me hace tan fácil y al oírte no soy ni capaz de decirte me gustas?
Estos pequeños contenidos llenos de malicia y obscenidad son lo único que tengo para recordar cada mañana la lejanía de tu cuerpo, de ese cuerpo que aun no poseo... puedo asegurarte que hasta mis sabanas desean envolverte.
P.D.: Hoy oficialmente me declaro adicta a tu voz. En las palabras burdas que te gustan ya sé lo que es "Un pajazo mental".
Hoy solo hablaré de tu voz... tu voz... tu voz... que deliciosa me suena, yo te oigo al otro lado de la línea y mi cuerpo reacciona al estimulo, una reacción desmedida de hormonas se desata y quisiera tenerte en frente y apoyarte en la pared de las ducha, mientras te beso el cuello zafar cada botón de la camisa blanca del colegio... besar tu abdomen, soltar tu cinturón, bajar la cremallera y dejar que mi boca se pose y mi lengua se deslice suavemente por cada pliegue de tu pene, sentir su suavidad, su tibieza, su fuerza... dejarme inundar de ti y escuchar que gimes, que te aceleras, que me aprietas... que pides más.
Como dice esa canción "[...amo dejarte así...]", así... excitado, caliente, con ganas de tirarme, lamerme, tocarme, besarme tantas veces hasta que el cansancio nos venza. Que manera descarada de escribirte y de pensarte, pero se me hace inevitable no hacerlo más cuando me provocas con cada cosa que haces.
A veces también fantaseo que me lees; y me sonrojo demasiado, y cada cosa que lees la haces. ¿Por que escribirte se me hace tan fácil y al oírte no soy ni capaz de decirte me gustas?
Estos pequeños contenidos llenos de malicia y obscenidad son lo único que tengo para recordar cada mañana la lejanía de tu cuerpo, de ese cuerpo que aun no poseo... puedo asegurarte que hasta mis sabanas desean envolverte.
P.D.: Hoy oficialmente me declaro adicta a tu voz. En las palabras burdas que te gustan ya sé lo que es "Un pajazo mental".
sábado, 31 de enero de 2009
Carta Nº 1
Diciembre 7,
Día de las velitas... me espera una gran fiesta, con amigos. Llevo semanas con tu canción en mi cabeza; dando vueltas, sonado, la oigo cien veces al día. -¿Por que no sales de esta cabeza?- ahí estas, en mi pantalla... yo pregunto, tu respondes "no seas incrédula, tu me gustas" y entonces en un impulso dejo salir de mi boca la afirmación de lo que tanto negué e inevitablemente acabo dejandote entrar en mi con esas palabras y con tu dichosa canción, sé que no habla de amor, es seductora, implícitamente me dices de una manera directa que me quieres en tu cama. Y aun no soy capaz de decirte que te quiero en la mía, sobre los libros y el cuaderno de versos donde te escribo, levantado el uniforme gris de cuadros y bajando las pantaletas rosa.
Debo admitir que te deseo más de lo que creía, que a veces en mi baño... antes de llegar a clases me masturbé por ti, imaginando que estamos en el receso y que sentada en el escritorio del profesor tu vienes a mi, corres mis panty's con tus manos, un poco y te metes; ambos nos mojamos, respiramos fuerte, nos besamos. Me llevas a ti con fuerza, me dices al oído cuanto te erotiza hacerme tuya, me tapas la boca, solo un poco, por que te gusta oírme gemir cuando llego, así llegas.
Tengo que irme. Espero tal vez alguna vez contarte todo esto. Que no se quede en las blancas paginas de un cuaderno de Educación Religiosa y la ducha de la mañana.
P.D. Hoy no hay clases, pero te quería en mi cabeza.
Día de las velitas... me espera una gran fiesta, con amigos. Llevo semanas con tu canción en mi cabeza; dando vueltas, sonado, la oigo cien veces al día. -¿Por que no sales de esta cabeza?- ahí estas, en mi pantalla... yo pregunto, tu respondes "no seas incrédula, tu me gustas" y entonces en un impulso dejo salir de mi boca la afirmación de lo que tanto negué e inevitablemente acabo dejandote entrar en mi con esas palabras y con tu dichosa canción, sé que no habla de amor, es seductora, implícitamente me dices de una manera directa que me quieres en tu cama. Y aun no soy capaz de decirte que te quiero en la mía, sobre los libros y el cuaderno de versos donde te escribo, levantado el uniforme gris de cuadros y bajando las pantaletas rosa.
Debo admitir que te deseo más de lo que creía, que a veces en mi baño... antes de llegar a clases me masturbé por ti, imaginando que estamos en el receso y que sentada en el escritorio del profesor tu vienes a mi, corres mis panty's con tus manos, un poco y te metes; ambos nos mojamos, respiramos fuerte, nos besamos. Me llevas a ti con fuerza, me dices al oído cuanto te erotiza hacerme tuya, me tapas la boca, solo un poco, por que te gusta oírme gemir cuando llego, así llegas.
Tengo que irme. Espero tal vez alguna vez contarte todo esto. Que no se quede en las blancas paginas de un cuaderno de Educación Religiosa y la ducha de la mañana.
P.D. Hoy no hay clases, pero te quería en mi cabeza.
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