viernes, 13 de febrero de 2009

Se llamaba Nicolás

Se llamaba Nicolás, nos conocimos un martes; que entre otras cosas los detestaba por que mi ultima conquista solo podía tirar los martes y hecho todo a perder cuando se enamoró y me hizo técnicamente escena de celos. Nico era un tipo cautivador, de esos que catalogo como “De buenas costumbres y malas maneras”, desde el primer día noté como miraba mi escote sin recato pero también con cierto respeto por la divinidad de la figura femenina, no mentiré! Me excito enormemente saber que me miraba las tetas, imaginaba como sería tenerlo rodeado por mis piernas.

Nos hicimos buenos amigos, charlábamos, salíamos a comer, hablábamos de sexo y compartíamos las desgracias de la semana, los viernes en la noche; recuerdo el ultimo viernes que las cosas fueron normales entre los dos; entre nuestras manías en común teníamos el gusto por la pornografía, así que decidimos cambiar al rutina, fuimos a un cine X. Queríamos conocerlo, cuando llegamos a la taquilla el empleado nos miro y señalo la caja de metal colgada en la entrada, con un letrero que decía “Condones”. Nos dio las boletas y entramos, había pocas parejas, algunos solitarios y nosotros los amigos (digo amigos por que hasta ahí solo éramos eso), nos sentamos un poco apartados de los demás; así como todos estaban distribuidos por la sala, recuerdo bien que íbamos a ver un clásico de “Garganta Profunda” y después estrenaría la nueva película de una joven rusa que no conocía en el medio.

La sala se lleno de respiraciones agitadas, de suaves gemidos; parecía que a nadie le importaba que le vieran. Busqué los ojos de Nicolás en la oscuridad, estaba mirando la pantalla; no sé si por curiosidad o por un placer oculto, me aventuré a mirar su pantalón se notaba abultado, parpadee y sentí mi columna estremecerse; aquella escena me hizo sentir un deseo enorme, levante la vista y él me miraba con ojos de sorpresa, no me había percatado que en un impulso había puesto mi mano en sobre su pene por encima del pantalón, no sabía si quitarla o dejarla allí. Puso su mano sobre la mía y supe que quería que le tocara, baje el cierre y deje que mis dedos entraran en busca de esa pieza perfectamente dura que hacia parte de su cuerpo, estaba húmedo y caliente.

Su respiración era fuerte; se aventuró a acariciar mi rostro bajando por mi cuello lentamente, el movimiento se posó en mi seno, lo apretó un poco y luego soltó uno de los botones de mi camisa y metió su mano tibia para tocar mi pezón con la punta de los dedos, lo apretaba un poco, lo soltaba, y masajeaba, sentía como se ponía duro y como me mojaba, como deseaba que metiera sus manos bajo mi falda. Fue cuestión de segundos para ser parte de la escena que se veía en pantalla, me llevo hacia él, sentándome encima me penetro sin previo aviso y sentí como entro en mí duro y apretado, estaba demasiado caliente para detenerme a pensar que me estaba tirando a mi mejor amigo.

Todos en la sala estaban calientes, se sentía, se oía… creo que eso nos calentaba más, Nico besaba mis senos y con las manos tocaba mi trasero lo apretaba, lo palmeaba, metías sus dedos; yo estaba tan deseosa y el tan duro. Lo sentí, me sintió, venirnos al tiempo fue totalmente alucinante nos apretamos y estábamos totalmente húmedos, mojados y sin remordimientos.
Salimos del cine, no hablamos de lo que había pasado a partir de ahí cambiamos las aburridas salidas a tomar café por viernes de cine con la chica rusa y sus amigas rubias.

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