Esa noche particularmente después de tanto verano, llovió; se oían caer las gotas sobre los techos, en la calle los autos trataban de esquivar el fuerte torrente. Pero eso para ella no era impedimento, no quería perder más tiempo. Abrió el closet, sacó unos jeans, su blusa favorita, esa que tenia el escote profundo en al espalda y unos tacones rojos. Se dio una ducha con agua caliente, esa noche sería especial así que uso esencias en el baño.
Se puso un sostén y unas bragas negras semitransparentes, aunque sabía que no las necesitaría, se vistió rápidamente… se sentó frente al tocador peinando su cabello y se maquilló, uso su lipstick rojo, mientras lo aplicaba sintió ese miedo que siempre la invadía; se miró en el espejo y vio su rostro un poco más delgado, una lágrima rodó por su mejilla y murió en sus labios, pensó en como dejó que la vida se el fuera sin hacer nada y ahora que anhelaba vivir con más fuerzas que nunca, el médico le había dicho que estaba desahuciada y no había nada que hacer, por eso abandonó el hospital para que quedarse allí, prefirió vivir con intensidad lo que le quedara de existencia; sabia que no tenía fuerzas suficientes para salir pero era hoy o nunca, en cualquier momento su cuerpo desfallecería y no quería morir sin saber siquiera su nombre.
Salió de su casa y tomó un taxi.
Entró allí buscándole desesperadamente con sus ojos… le vio en la barra, fue hacía allí; finalmente le tuvo en frente y pensó en por que había tardado tanto en acercarse, tanto tiempo viéndole desde el otro lado del salón, tanto tiempo anhelándole, queriéndole en silencio; como le hubiese gustado haber compartido más; más que aquella noche llena de lujuria y pasión… mas vida para estar allí a su lado. Se durmieron ya entrada la madrugada.
Emanuelle no supo cuando su corazón se detuvo, no supo que hora era… quizás soñó un túnel o una luz brillante, tal vez una voz que le llamaba; lo único cierto para ella esa noche es que fue feliz por que le entrego hasta su ultimo aliento a aquella Chica Egipcia que siempre amó. Murió sin nada que lamentar.
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